Título: Lights
Autora: Maya
Género: AU, Romance
Ráting: PG
Personajes: Kim Namjoon (Rap Monster) & Kim Taehyung (V)
Notas: Escrito a pedido, para Monica. Lamento haber tardado tanto.
lights
La
batería de su teléfono va a morir.
14%.
Usualmente
es Namjoon el que llega tarde, pasándose las calles y distrayéndose en
autobuses, pero hoy es Taehyung quien demora.
A
Namjoon no le importa esperar.
Nunca
le ha importado, aunque casi nunca ha tenido oportunidad de esperar al menor.
Siempre ha sido al revés, Taehyun asintiendo comprensivamente, con una sonrisa
suave en su rostro, mientras las mejillas de Namjoon se colorean de un rojo
producto tal vez de la vergüenza y no de haber corrido cuantas calles se hubo
pasado.
La
banca de piedra del parque se le antoja extrañamente cómoda a esta hora azul
celeste de la tarde, y es de repente porque no hace tanto calor como debería, y
el cielo es claro, y corre una brisa que refresca el cuello de Namjoon. O quizás
simplemente sea porque esperar a Taehyung es especial. Namjoon compara los
sentimientos, y sí, esperaría a Taehyung sentado en la banca así nevara.
Namjoon
recuerda a Taehyung bajo la nieve, con su gorro añil de lana en punto Santa
Clara tejido por él mismo, después de ese otoño en el que se le dio por
aprender a tejer con su abuela, e insistió en que Namjoon vistiera también uno
similar, sólo que en un tono mostaza que a Namjoon en verdad le gustó. Después
de ese otoño que Namjoon pasó enredado entre lanas en la casa de la abuela de
Taehyung y desastres en la cocina, hasta que la buena mujer dijo basta y
decidió cocinar ella sola, asegurándole a Namjoon con todo el cariño del mundo
que no, no, no era porque acabara de prenderle fuego a la hornilla del agua
hirviendo.
Pero
los mejores recuerdos vienen de improviso, con la sonrisa victoriosa e
incrédula de Taehyung porque, por fin, su predicción de años se ha cumplido, y
Namjoon ha prendido fuego al agua, y éste no puede lograr mantenerse triste por
demasiado tiempo, cuando Taehyung lo abraza y le dice que todo estará bien, que
su abuela no está molesta, y que él le enseñará a cocinar algún día, cuando la
sonrisa de Taehyung es capaz de iluminar todo su alrededor en un día gris.
Las
hojas verdes le recuerdan a Namjoon porqué está solo, porqué está solo en
muchos sentidos. Está solo porque no ha venido Taehyung al parque, y está solo
porque, aparte de Taehyung no tiene a nadie. Las hojas verdes le recuerdan a
Namjoon porqué querer es fortuito, y porqué es mejor sólo tener a Taehyung.
Es
mejor no pensar en nada más que Taehyung, de hecho. El mundo exterior es frío,
es algo cruel, pero demasiado para el gusto de Namjoon. Al mundo no le gusta
Namjoon, por más que, incontables veces, Namjoon haya tratado de darle oportunidades.
Es en vano. Namjoon se tiene a sí mismo, y a Taehyung, y con eso es suficiente.
Toma
aire profunda, profundamente. Con la mano derecha arregla la solapa de la
casaca, que la brisa ha desordenado, y contempla a una figura familiar
acercarse. Pero no, no es Taehyung.
— Namjoonie— dice la voz, y viene a su costado
a sentarse, invitado por él mismo— Namjoonie, tanto tiempo sin vernos.
Namjoon
sonríe.
— Tiempo sin
vernos— asiente, contestando— ¿Cómo estás?
— Yo bien,
todo bien— asegura la voz, animadamente, empezando a
hacer aspavientos con las manos— Ya sabes, el trabajo, las clases… Pero todo va
bien.
La
voz se contiene de decir algo más, y Namjoon ve a la otra persona morderse el
interior del labio.
— ¿Tú cómo has estado?— pregunta, en un tono completamente
diferente al anterior.
Y, bueno, es una de las cosas que más detesta Namjoon de esta
persona. Esa voz que parece tenerle lástima. No, no ser tan guapo como el otro
no es motivo para dar lástima. No ganar tanto como el otro no es motivo para
dar lástima. No ir tan bien en las clases no es motivo… Nada es un maldito
motivo para dar lástima.
— Bien, de hecho— suspira— He
dejado el trabajo un tiempo, enfocándome en las clases, y eso.
— Oh— y el otro asiente— Ya veo.
Esto
va a ser incómodo.
— Ah, ahí
viene tu amigo— dice
la voz, señalando con la cabeza hacia un lado del parque.
Taehyung
se acerca vistiendo su gorro de lana delgada punto inglés, aunque no hace frío,
y la prenda trae a la cabeza de Namjoon enredos en tan sólo un hilo de lana, porque
el punto inglés fue tan complicado para Taehyung que ese gorro se lo tejió su
abuela misma, en menos de dos días. Porque, quién lo diría, esa mujer podría
tejer gorras para un ejército entero si se lo propusiera.
Algo
así sucedió en la escuela primaria, de hecho. Taehyung le pidió a su abuela
mitones en colores rojo y verde para la actuación navideña para un batallón de
niños, con seis días de antelación. Y fue así que la abuela de Taehyung tejió
quince pares de mitones más uno, porque, aunque Namjoon era mayor, y no era su
año, no era su actuación y no era su escuela, Namjoon no se iba a quedar sin un
par de mitones navideños, no si la abuela de Taehyung podía impedirlo.
Taehyung
está aquí ya, y no hay nadie al otro lado de Namjoon, y eso es extraño, ¿no
estaba…? Bueno, ya no está.
— ¿Quién era?— es lo primero que pregunta Taehyung.
Namjoon
lo nota. El tono de voz, claro. Namjoon conoce todos los tonos de voz de
Taehyung, porque se ha dedicado a eso toda su vida. A conocerle. A quererle.
Namjoon lo nota porque Namjoon conoce a Taehyung más de lo que se conoce a sí
mismo, porque quiere a Taehyung más de lo que se quiere a él mismo, y porque
todo eso da miedo, pero Namjoon puede sentirse tranquilo una vez que mira a los
ojos a Taehyung.
¿En
qué estaba? Ah, el tono de voz. Namjoon lo ha notado. Es el tono frío que tiene
Taehyung, cuando quiere demostrar que algo no le va ni le viene, no le importa,
pero en realidad el brillo de sus ojos y su forma de pasar saliva terminan
delatándolo. Namjoon lo nota, y espera en realidad ser el único que lo note. En
primera, porque no le gustaría que Taehyung tuviera un acosador personal, y en
segunda… porque, bueno, el “acosador personal” es él. Namjoon prefiere llamarse
a sí mismo enamorado. Simple y llano.
Kim
Namjoon está enamorado de Kim Taehyung.
— Sabes quién era— responde, con el amago de una sonrisa en
el rostro.
Taehyung se ha delatado ya. No le cae bien la otra persona,
pero Namjoon sabe bien el porqué de ello.
— ¿Qué quería?— vuelve a preguntar Taehyung.
— Saludar— corresponde Namjoon, y sabe que esa respuesta va a
molestar al menor.
— ¿Y para qué quiere saludar?— replica, frío— Ya hizo
suficiente, estamos mejor sin él.
— ¿”Estamos”?— Namjoon frunce el entrecejo, con una sonrisa
extrañada en los labios gruesos.
Taehyung asiente fervientemente.
— Tú y yo.
Namjoon se descoloca. Claro, cómo no hacerlo. El rojo llega a
sus mejillas rápidamente, y él espera que, por favor, por favor, no se note
demasiado. Claro que tampoco puede pensar bien. Eso provoca Taehyung, eso provoca
Taehyung siempre.
— Yo era el que estaba en una relación— suelta Namjoon, y
suelta en ello también el rojo de sus mejillas— No tú, Tae.
Taehyung se encoge de hombros, y extiende sus labios finos en
una mueca ya gastada.
Namjoon relaja los músculos de su cuello.
Taehyung se balancea, desde donde está de pie, de adelante
hacia atrás, y de vuelta hacia adelante.
— ¿No te vas a sentar?
Taehyung niega con la cabeza.
Taehyung está molesto, Namjoon lo presiente, y lo peor es que
esta vez no tiene idea de por qué,
Está empezando a atardecer.
A Namjoon no le molesta la tarde. Es decir, la tarde tardía.
Él se entiende. A Namjoon le gusta la tarde que precede a la noche, que sirve
de alfombra roja para ese devenir de colores y luces antes del rayo final del
astro rey, antes del manto azul oscuro que tiñe el cielo a su antojo.
A Taehyung no le gusta la noche. Namjoon lo sabe bien, a
Taehyung no le gusta ese mundo tan oscuro, tan frío, tan vorágine, como lo
describió alguna vez, aunque Namjoon no haya entendido a qué se refería
exactamente.
Las luces del parque comienzan a encenderse, luces amarillas,
que iluminan con suavidad la figura de Taehyun, quien ya ha resuelto sentarse,
sin decir nada, abriendo y cerrando la boca de cuando en cuando, como si fuera
a decir algo y se arrepintiese a la última milésima de segundo, y con Namjoon
al lado, entendiendo, que Taehyung quiere decir algo, pero no forzándolo,
porque no, Namjoon siempre aprendió a no forzar nada. Incluido su gusto por
Taehyung.
— ¿Te sigue gustando?
Taehyung habla de repente, y su expresión amarga, como si las
palabras le supieran ácidas, tiene a Namjoon desconcertado.
Namjoon niega con la cabeza. Sabe a quién se refiere,
Taehyung se refiere a la persona que se fue de la banca hace un rato, y, para
ser sinceros, a Namjoon nunca le gustó demasiado. Siempre estuvo Taehyung por
delante, Taehyung antes, siempre estuvo Taehyung ahí, así que nunca hubo mucho
lugar para nadie más.
— ¿Por qué no?
Namjoon se encoge de hombros. Es difícil de explicar, se
convence a sí mismo.
El cielo rasgado por las pocas luces se hace más oscuro, y
ahora la iluminación artificial se hace necesaria para poder ver bien la
expresión en el rostro de Taehyung.
— ¿Por qué tengo la sensación de que no me estás diciendo la
verdad?— acusa, de pronto, Taehyung.
Namjoon traga saliva.
— Creo que te sigue gustando.
Namjoon deja escapar una risa de alivio.
— No— sentencia, y espera que eso sea suficiente.
Pero, es Taehyung, ¿cómo pudo haberlo olvidado?, y eso no va
a ser suficiente para él.
— Te sigue gustando— afirma Taehyung, y cuando se voltea,
Namjoon alcanza a ver… dolor, tal vez, en sus ojos— ¿Por qué mientes?
— No me gusta— es lo único que alcanza a decir Namjoon, en
voz baja, antes de soltar un lío de incoherencias por la boca— No me gusta.
— Pues estás muy callado— contesta Taehyung, cruzándose de
brazos, y Namjoon casi puede ver sus labios frunciéndose en un puchero, como
cuando eran niños y no estaba contento con alguna situación.
Namjoon se abstiene de soltar un desconcertado “Tú estás más callado”,
porque, ¿de qué serviría?
— ¿Lo ves? Vuelves a estar callado, más de lo normal—
refunfuña Taehyung, sacudiendo los pies en el suelo.
Tal vez sí hubiera sido una buena idea hablar.
— Tú estás callado, Taehyung— empieza Namjoon, con voz grave,
y añade— Y no me vas a decir que eso es normal, porque tú nunca estás callado.
Y eso, Namjoon siente, es más de lo que ha dicho en demasiado
tiempo.
Y, al parecer, es también lo último que espera oír Taehyung,
porque el silencio que se instala entre ambos vuelve a ser incómodo.
— ¿Quién te gusta?— suelta el menor, de súbito.
Y Namjoon vuelve a estar desconcertado, y eso son varios
desconciertos en un solo día, porque Namjoon puede estar bastante seguro de que
conoce a Taehyung, conoce a Taehyung al derecho y casi todo al revés, y estos
desconciertos no son más que parte de un mal día que está teniendo el menor.
Porque, en serio, no es normal.
— Nadie— responde.
— ¡Pero es que eso no puede ser cierto!
Taeyhung exige una respuesta. Y esta vez, a Namjoon no se le
antoja darle una.
Nunca ha tenido problemas para responderle a Taehyung.
Taehyung casi nunca ha tenido que exigir nada, porque nunca ha sido necesario.
Namjoon siempre ha dado, siempre ha querido dar, así que para Taehyung siempre
ha sido sencillo sacar respuestas, conclusiones y demás.
Namjoon
observa a Taehyung bajo las luces de la ciudad, pensando en que el menor tiene
que ser el ser más completo y hermoso que pueda existir sobre la faz de la
tierra.
— Ahora mismo no me gusta nadie— reafirma Namjoon.
Namjoon
evita decir que siente que no le va a gustar nadie nunca, porque ya le gusta
alguien, pero es demasiado cobarde como para admitirlo abiertamente.
— Bueno— suspira Taehyung, estirando las piernas, y soltando
el cruce de brazos— Ya llegará alguien.
Namjoon ríe.
— ¿Era eso lo que te molestaba?
— ¿Qué?— inquiere el menor, genuinamente sorprendido— No me
molestaba, sólo me tenía preocupado.
— No me voy a ir, si eso es lo que piensas— advierte Namjoon—
Vas a tenerme cerca un buen tiempo.
Ojalá.
— Ojalá— repite Taehyung, como si hubiera leído la mente del
otro— Pero, ¿qué pasará cuando alguien te guste? ¿Qué pasará cuando alguien te
guste de verdad?
Namjoon niega con la cabeza.
— No me va a gustar nadie, Taehyung.
— Alguien te va a gustar— prosigue el menor— y vas a querer
estar con esa persona todo el tiempo.
Namjoon vuelve a negar.
— No me va a gustar nadie.
Porque ya le gusta alguien.
Taehyung murmura algo ininteligible.
Namjoon no pregunta qué fue.
Hasta que Taehyung lo saca por sí solo.
— ¿Por qué rayos piensas que no te va a gustar nadie nunca?
Namjoon está a punto de decir que él en ningún momento dijo
“nunca” pero se da cuenta que ése no es el punto.
— Mi objetivo no es hallar alguien que me guste, Taehyung.
— No, pero en tu caso, eso es malo, porque significa que te
has rendido.
Namjoon no responde. Eso duele. Y duele más porque sabe que
es verdad. No el que se haya rendido después de tantas relaciones fracasadas,
sino el que se haya rendido sin siquiera darse una oportunidad de decirle las
cosas, de hacer bien las cosas, de hacer lo que en verdad quiere hacer.
Pero, qué se le hace. Namjoon siempre va a preferir ver de
cerca a Taehyung, ver sus pestañas contra sus pómulos cuando baja los párpados,
ver las comisuras de sus labios arquearse cuando sonríe. Namjoon siempre va a
preferir ver a Taehyung, sereño, tranquilo, calmado. Alegre, triste, enojado, a
no poder ver nada de él si es que malogra las cosas. Porque, así como se las
arregló para, de alguna manera, terminar con los mitones rojos rotos, como terminó
con varias relaciones rotas, va a arreglárselas para terminar rompiendo lo que
sea que pudiese haber entre él y Taehyung.
— No me he rendido…— intenta defenderse.
— Sí, sí te has rendido.
Taehyung gira la cabeza, y se inclina hacia Namjoon, y la
expresión en sus ojos es triste.
— ¿Por qué te has rendido?
Eso pregunta. Y son demasiadas emociones para el mayor,
porque Taehyung está ahí, completo, curioso acerca de los más profundos y
guardados deseos de Namjoon, y se ve tan simple, y tan complejo al mismo tiempo.
Y su pedido lo es a la vez, tan simple y complejo, y el momento mismo es tan
simple y complejo, y todo marea a Namjoon, le produce un ligero sopor, y lo
único que desea es recostarse en el pasto que tiene detrás suyo, y cerrar los
ojos, pero Taehyung está al lado, Taehyung…
— Hyung…— llama la voz, grave, profunda, como los
sentimientos de Namjoon— Hyung…
Namjoon abre los ojos (¿los tenía cerrados?), y se encuentra
con el rostro de Taehyung a centímetros del suyo, escudriñándolo, buscando la
respuesta en sus pupilas y en sus iris, pero Namjoon ya ha encontrado lo que ha
estado buscando, lo que ha buscado siempre, porque, tal vez, y sólo tal vez, no
se ha rendido…
— No te rindas, hyung— parecen ser los ojos de Taehyung los
que hablan, en vez de sus labios, sus labios…— Una vez más, hyung…
Namjoon procesa lo que está sucediendo, pero puede que lo
esté procesando mal, porque Taehyung parece estar mirando los labios del mayor,
y, ¿por qué los miraría?
Namjoon no resiste.
Así que se inclina, hacia el menor, y las respuestas llegan
por sí solas.
Los labios de Taehyung son suaves, acolchonados, y parecen
recibir los suyos con firmeza, con seguridad, y con timidez a la vez, y otra
vez va a ser demasiado, pero Namjoon no quiere romper nada, no quiere romper el
beso, no quiere romper el momento… Namjoon no quiere romper nada.
Es Taehyung el que se separa.
Namjoon tiene miedo a abrir los ojos.
Pero no oye nada, nada de nada, sólo vacío, y se pregunta
acaso si Taehyung seguirá frente a él, o si todo habrá sido un sueño.
Tiene que abrir los ojos, cuando una risa rompe en sus oídos,
como olas contra las rocas, fuertes, y sin darse cuenta, tiene delante de sí
mismo a Taehyung, sonriente, sonriendo, feliz.
Y a Namjoon le pesa menos el corazón, y le entran las luces
al cuerpo, porque sabe que nunca se rindió, y, ahora más que nunca, tiene la
seguridad suficiente para no romper nada nunca más.
Namjoon
mira, observa, contempla a Taehyung
bajo las luces de la ciudad, pensando en que el menor es y será, siempre, el ser más completo y hermoso que exista sobre
la faz del universo entero.
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