miércoles, 17 de julio de 2013

[JongKey] Una típica tarde (Parte II)


KiBum sólo sonrió.

— ¿Repetir?— inquirió con una sonrisa socarrona— Por favor, si ni siquiera has empeza…

Sin embargo, KiBum no pudo terminar de molestar a JongHyun, porque éste ya se había lanzado sobre sus labios, y lo tenía acorralado entre su cuerpo y la pared. Movía la boca con insistencia, quitándole al menor el poco aire que restaba en sus pulmones, y sus manos recorrían su cintura de arriba abajo, de izquierda a derecha, por sobre la tela de su camiseta.



— Jon… Jonghyun…— llamó el menor, separándose del otro y jadeando— No hay prisa…
— Ya— el mayor rodó los ojos con una sonrisa— ¿Ahora me vas a decir que no te gustas así?
— No, pero es que…— KiBum se detuvo. En verdad no sabía qué decir. Sólo le gustaría que por una vez JongHyun fuese un poco más delicado…
— ¿Y bien?— inquirió el mayor.
— Así está genial— terminó por responder KiBum.

Ya en otra ocasión sería más lento. Ahora hacía casi dos semanas en que lo más romántico que había sucedido entre ellos había sido un beso rápido antes de salir corriendo a alguna de las actividades. Y cuando no había actividades… pues estaban los chicos. Y claro, era excitante que estuviesen cerca cuando ellos estaban… haciendo cosas en su habitación, pero la semana pasada habían estado a punto de encontrarlos en plena sesión, y ninguno de los dos tenía ganas de que eso sucediese de nuevo.

JongHyun apretó la cintura del menor, mientras éste hundía sus manos en el cabello del otro. KiBum no esperó a que el mayor abriese la boca, si no que invadió ésta directamente con su lengua, haciendo que JongHyun soltara un gemido levísimo, pero que no pasó desapercibido para él. KiBum atrajo más hacia él, si era posible, la cabeza de JongHyun, alcanzando con su lengua el fondo de la boca del otro.

— ¡Mmm!— gimió JongHyun, empujando de la cintura al menor, para separarlo— ¡Hey, casi me atraganto!
— Admite que te gustó— replicó KiBum con una mirada felina, y relamiéndose los labios enrojecidos por la brusquedad del beso.

JongHyun tragó saliva, y exhaló aire antes de volver a la faena. Después de todo, no todos los días tenía a KiBum tan agresivo, y debía admitir que esa faceta del menor le gustaba bastante. Disimuladamente, deslizó sus dedos por debajo de la camiseta de KiBum, tocando la suave piel blanca que se tendía ante él. El menor se estremeció, y abrazó más fuerte a JongHyun, tironeando del cabello de éste. Pero al sentir cómo la tela de su camiseta se tensaba, quebró la unión de sus bocas.

— ¿Qué… Qué crees que haces?— inquirió jadeando.
— ¿Cómo que qué hago?— contestó el mayor en un susurro entrecortado por su rápida respiración— Quiero deshacerme de esta maldita camiseta…
— Ni se te ocurra romperla— amenazó KiBum, frunciendo el ceño— Es de esta tempora… ¡Ah!
JongHyun, haciendo caso omiso a las palabras del menor, había llevado una de sus manos a la entrepiernas del otro, acariciando lenta y tortuosamente.
— Jo… Jong…— gimió KiBum, sosteniéndose de los hombros del mayor, cerrando los ojos y echando la cabeza para atrás— Jonghyun…
— Key…— susurró el mayor sobre la manzana del cuello del otro, y deslizando su lengua sobre ella con calma.
— Jongyun… habitación…— dijo con un hilillo de voz KiBum, dejándose llevar por las caricias, e insistió— Jong…
— Ya, ya… sólo un rato…— murmuró el mayor entre lametazo y lametazo, y suaves masajes a la parte íntima de KiBum, que se retorcía bajo ellos.
— Jonghyun…— insistió KiBum.
— Demonios— masculló el otro, jaloneándolo hacia el dormitorio— Despídete de… tu cami…

Y de un solo tirón, rasgó la tela de la prenda superior de KiBum. Éste iba a protestar, pero el sólo hecho de sentir cómo JongHyun empezaba a restregarse contra él le hizo olvidar lo que iba a decir. Rápidamente, tumbó al mayor sobre la cama, deslizándose sobre él.

— Key…— gimió JongHyun.
— Shh…

El mayor rodó sobre el colchón, posicionándose encima de KiBum. Sus labios comenzaron a descender por la pálida piel de éste, que jadeaba desesperado.

— Apúrate— urgió con un gañido.

JongHyun se deshizo del pantalón de KiBum y del suyo propio, pero se limitó a continuar con el tenso vaivén de sus intimidades con la ropa interior de por medio, mientras su boca marcaba silenciosamente el cuerpo del otro.

— Que te… apures…— gimió KiBum.

JongHyun bajó lentamente la última prenda de KiBum, tomándose el tiempo para ver las expresiones de urgencia que éste hacía. Los ojos cerrados, la boca abierta, un fino hilo de saliva que salía provocativo de su boca… Descansó su mejilla contra el vientre del menor, sintiendo el ritmo de su respiración agitada.

— Me encantas, Ki Bum…— susurró contra su piel, y llevando una mano a la intimidad del menor, acarició con sus dedos juguetones.
— Jong… Hyun…— las manos de KiBum se enredaron furiosamente entre los cabellos oscuros del mayor, mientras sentía cómo éste lo masajeaba de una manera tan lenta como excitante— Jong…
— Bum…

Jaló la última tela que cubría su cuerpo, y ambos quedaron expuestos el uno al otro, con las pieles cálidas y el sudor recién aflorando. Las manos húmedas y pegajosas, los alientos calientes, y las expresiones que pedíann más sin que un sonido saliera de sus bocas, más allá de los gemidos incontenibles.

Una boca encuentró a la otra, y sus labios se fundieronn aprisionándose entre ellos. El dedo nervioso de JongHyun se deslizó entre las piernas de KiBum, y se movió tímidamente en busca de su entrada.

KiBum reprimió un quejido cuando sientió la primera incomodidad, y se contentó mordiendo la boca de JongHyun, e intentando que sus músculos se relajeasen, acción casi heroica. A la segunda intrusión, sus uñas se encarnaron en la espalda del mayor, donde al día siguiente seguro quedarían marcas. Sintió dentro de él romperse, querer contraerse y separarse de nuevo.

— ¡Ah!— gimió, y lanzó el cuello para atrás. Sus bocas ya no estaban juntas, pero la cabeza de JongHyun se inclinó sobre la oreja de KiBum, lamiendo y susurrando palabras ininteligibles a los oídos de cualquiera, pero perfectamente comprensibles para el menor.
— ¿En… serio?— preguntó éste, jadeando, e intentando ordenar sus ideas y disfrutar de las sensaciones al mismo tiempo— ¿Ahora sí… pides… permiso?

Un gemido más de JongHyun en su oreja, y KiBum asintió frenéticamente, murmurando un “apúrate” más. Besos en el rostro, en el cuello, mordidas, aliento chocando contra la piel que quema.

Y en un segundo, el mundo se detuvo. Inmóviles. Sus caderas juntas, que no dejabann espacio ni para el aire, y sus miradas que, conectadas, transmitían una y mil cosas a la vez. La respiración se resguardó dentro de los pulmones, y no existió nada más que ellos dos.

El aire escapó al siguiente instante, y JongHyun acomodó los brazos a ambos lados de la cabeza de KiBum.

— ¿Pu—Puedo…?

KiBum apenas dijo sí con la cabeza, casi inconsciente. La almohada y las sábanas sobre las que se hallaba se le antojaban ardientes, quemando su espalda. Pero JongHyun estaba más caliente, más sudoroso y más apetecible en ese momento, así que no le da importancia a lo anterior.

El mayor salió y entró de nuevo, y el constante y rítmico vaivén de sus cuerpos comenzó. Suave, cadencioso, martirizante. KiBum empujó sus caderas hacia el cielo, en busca de más contacto, y sintió cada vez más dentro de él a JongHyun. Los gemidos resonando en los oídos del otro, y perdiéndose en las paredes color claro de la habitación. Los labios besaban centímetros de piel, y las miradas se nublaban, sólo pudiendo contener en la retina el rostro del otro.

Un sonoro gemido, más cercano al grito, salió de la garganta del menor, y JongHyun supo que ha tocado ese punto. El movimiento se tornó más rápido, desesperado, intentando irracionalmente adentrarse más en el cuerpo que tenía debajo de él.

Unos segundos más en esa danza que ambos conjuntaban a la perfección, y KiBum le lanzó una mirada al mayor, una mirada que éste no se detuvo a contemplar mucho rato, sabiendo ya lo que significa.

— Es… pera… Espera...

KiBum cerró los ojos, y trató de obedecer al mayor. Espera… espera… ¿Cuánto iba a esperar?

— Key… Key…

Ya.

La voz de JongHyun ascendió en nota, y la de KiBum no se quedó atrás. Sus bocas se buscan, sus bocas se encontraron, sus manos se entrelazaron, y ambos se desplomaron con un grito al unísono, uno hundiéndose en el colchón y el otro aplastando el cuerpo del otro. Los dos jadeando exhaustos.

Pasaron un par de minutos antes de que alguno hablara. Las bocas fabricaron saliva de nuevo, y las respiraciones adoptaron esta vez el ritmo típico y reconocible del cansancio.

— Sábanas— dijo de pronto JongHyun.
— ¿La palabra mágica?— preguntó con una risita KiBum, y el mayor bufó.
— ¿Puedes abrir las sábanas, por favor?
— Claro.

KiBum empujó a JongHyun para que se elevara un poco, y jaló las sábanas debajo suyo. Lucharon unos segundos hasta meterse dentro, y cubrirse por fin. El mayor enroscó sus brazos alrededor de KiBum, y acomodó su cabeza sobre el pecho de éste.

— Jonghyun…— llamó el menor con voz pastosa— Tengo hambre.
— ¿En serio?— murmuró el otro— ¿Qué quieres comer?
— ¿Pedimos comida china?
— ¿China?

KiBum asintió.

— Por mí está bien, pero en un rato, ¿ya? Quiero quedarme así un poco más…

El menor contempló al adormilado JongHyun sobre él, y sus labios sonrieron discretamente. Su mano se posó sobre la cabeza del mayor, y comenzó a acariciar sus cabellos con delicadeza. Y de pronto, recordó algo.

— Jonghyun…
— ¿Sí?
— Me debes una camiseta nueva.

***

— ¡¿Pero cómo es que te olvidas…?!

En otro lado de la ciudad, Jin Ki dejó incompleta la frase, y se puso de pie de la banca del parque, empezando a caminar en círculos mientras murmuraba entre dientes. Sentados cerca se hallaban MinHo y TaeMin, que luego de unos segundos de la reacción del mayor, continuaron hablando animadamente.

— Pero, hyung, ¿eso es legal? No creo que Kyuhyun—hyung sea tan malo con Jon…
— Tae, tú lo conoces, siempre se sale con la suya. Es Kyuhyun, ¿recuerdas?
— Pero no creo que lo diga en ser…
— ¡Minho!— chilló Jin Ki de nuevo— ¡Volvamos a casa!
— No podemos, hyung— resopló el nombrado— Key—hyung y Jonghyun—hyung todavía deben estar rompiendo cosas.
— Escúchame bien, Choi Min Ho…— Jin Ki levantó un dedo, y caminó amenazadoramente hacia el menor— Escúchame bien… Voy a esperar UNA hora, no más, no menos. Luego vamos a ir a casa continúen esos dos matándose o no. Vas a coger la billetera que se te ha ocurrido olvidar, y vamos a salir a comprar pollo, ¿quedó claro?

MinHo asintió descuidadamente, y volteó hacia TaeMin.

— ¡¿Quedó claro?!— chilló el líder nuevamente.

Los otros dos dieron un respingo sobre la banca.

— Sí, hyung, completamente claro— se apresuró a contestar MinHo, antes lo cual Jin Ki recuperó su amable (y algo maniática) sonrisa.


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