Título: Wet
Autora: Máyica
Género: Romance, Yaoi, One–shot
Ráting: +10
Pareja: Kai & D.O.
Huele
a tierra húmeda, pero Kyung Soo no se percata de eso. Ni siquiera nota las
pequeñas gotas de agua que impactan contra su zapatilla derecha negra, dejando
manchitas oscuras. Su mano se aprieta nerviosamente, y su respiración es
agitada. Empieza a caminar de un lado a otro, en frente del jardín que está
siendo regado por un aspersor, y mantiene la vista fija en el suelo. Al fin,
saca su teléfono móvil del bolsillo, y presiona la pantalla con dureza e
intranquilidad. Se lleva el aparato a la oreja, y unos segundos después,
alguien descuelga.
—
¡Kim Joon Myeon! ¡Más te vale que mañana la casa esté impecable y vacía, porque
si no voy a asegurarme de que algo en el cuerpo te duela!
Y
cuelga, con un resoplido.
Su
teléfono móvil suena, pero él lo ignora. Rechaza la llamada y lo guarda en su
mochila, encaminándose hacia quién sabe dónde.
***
—
No me contesta…— dice en voz baja Chan Yeol, acabando la llamada (o el intento
de ella).
A
su lado, también sobre el sofá, Baek Hyun murmura pensativo:
—
Debe estar enojado.
—
¿Pero por qué?
Baek
Hyun se encoge de hombros.
—
A saber qué le habrá hecho Joon Myeon–hyung…
—
¡Hey!— el nombrado levanta la cabeza de la mesa que está limpiando, y
echándoles una mirada dura— ¡Yo no le he hecho nada! Él simplemente llamó y me
gritó.
—
D.O.–hyung no
haría eso porque sí— interviene Se Hun, levantando la vista del libro que lee—
Tal vez no lo recuerdas, hyung, pero tiene que haber algo.
—
Les digo que no— insiste Joon Myeon— Ayer cuando nos fuimos a dormir estábamos
de lo más bien, y hoy cuando desperté él ya había salido a la universidad.
Suspira, y vuelve a lo que hace. Lo mismo el resto, y ya nadie dice nada.
***
— ¿No puedo
sólo dejar una memoria portátil?— bufa Jong In.
Pero no, el
hombre de reja de entrada repite lo que viene diciendo desde hace dos minutos:
Sin carnet no hay ingreso, a menos que alguien que tenga uno lo haga pasar.
También puede ser que no lo deje entrar por cómo está vestido. Gorra negra,
casaca cerrada y lentes oscuros, en un día caluroso pero nublado, no es que
cause un buen presentimiento.
— Oh, vamos,
sólo esta vez— insiste Jong In.
Pero el
hombre de la entrada niega firmemente con la cabeza. Jong In gruñe, y murmura
algo, rebuscando en el bolsillo de su casaca. Saca su teléfono móvil y toca un
rato la pantalla, y, tras mirarla unos segundos, empieza a hablar.
— ¿Aló?...
¡Hola!... Bien, todo bien... Oye, me preguntaba si podías hacerme un favor. Lo
que sucede es que Se Kyung me pidió que... eh, que viniera a entregarle su USB a
su profesor, porque ella está enferma, pero olvidó que yo no puedo entrar porque
no tengo carnet. Y recordé que tú también estudias acá, así que... ¡Sí, por
favor! Gracias, gracias, gracias... ¿Diez minutos? No te preocupes, yo espero.
Está bien, adiós.
Jong In
guarda el teléfono. El hombre de la entrada lo mira de reojo, pero Jong In lo
ignora, y empieza a caminar hacia el paradero del autobús, a unos doscientos
metros.
— ¿Viene con
usted?— pregunta el hombre, mirando suspicaz a Jong In.
La chica
asiente guardando su carnet, y continúa hablando, mientras se adentran por los
jardines del campus.
— La próxima
vez dile que no tengo problema en pasar por su casa, está de camino hacia aquí— dice
ella— O puede decirle a Ha Na, ella vive cerca también. Pero imagínate que yo
estaba en mi casa. Ibas a tener que quedarte aquí esperando hasta la tarde,
porque recién tengo clases a las seis. Tuviste suerte, hoy vine temprano porque
quería estudiar…
La chica
toma aire y se detiene, justo a la sombra de un árbol solitario.
— Creo que
ya está bien— dice en voz baja.
Jong In
asiente, e inclina la cabeza.
— Muchas,
muchas gracias, no sé cómo agradecérselo…
Ella
asiente, restándole importancia, pero se nota que le queda algo qué decir.
— Lo que sea—
invita él de nuevo, pero añade— Bueno, tampoco…
— Una foto—
contesta ella, tímidamente— Y un autógrafo, si no es mucho pedir.
— Ah, claro.
En la foto,
en el teléfono móvil de ella, aparece él con una sonrisa y levantando dos
dedos, mientras ella se ve serena, tal vez aún anonadada por haberlo conocido,
y encima, haberle hecho un favor. El autógrafo, en una hoja blanca encontrada
de milagro en una carpeta de la mochila de ella, firma: “Para Ye Ra, Kai, EXO.
¡Fighting!”
Ella se
despide en voz baja, después de agradecer mucho, y echa a caminar hacia uno de
los edificios, color verde olivo con ventanas oscuras. “ARQUITECTURA”, pone en
una de las paredes, en letras de metal.
***
Silencio.
Es lo bueno de los sábados en la mañana. Kyung Soo tiene las piernas recogidas
y la frente apoyada sobre las rodillas, sobre la tapa del inodoro de uno de los
cubículos de un baño de la facultad. Sus lágrimas mojan silenciosas la tela de
sus pantalones, dibujando manchas deformes en ellos.
De
pronto, la puerta del baño se abre; se escucha a dos personas hablar y el agua
del caño caer con fuerza.
—
¿Qué tal los cursos?
—
Ahí…
—
¿Reprobarás alguno?
—
Creo que Cine.
—
¿Cine? ¡Pero el examen es demasiado fácil, sólo tienes que ir a clases!
—
¿Por qué crees que voy a reprobar?
—
Ahh… Idiota.
El
secador de manos se acciona, y las personas salen, ahora conversando sobre otro
tema.
Todo
es silencio de nuevo.
La
puerta se abre una vez más, y otra persona entra, aunque Kyung Soo apenas se da
cuenta. Pero de lo que sí se percata es de tres toques, secos, en la puerta de
su cubículo.
Su
primera reacción es quedarse inmóvil, mirando fijamente el metal. Pero el
triple toque se repite, por lo que abre la boca. Mas el de afuera se adelanta..
—
Hyung.
Y
Kyung Soo reconoce el timbre de voz.
— ¿Jo–Jong
In?— sus palabras se quiebran a la mitad de la frase, y Kyung Soo intenta
contener los sollozos que quieren salir de nuevo.
—
¿Kyung Soo, estás…? Kyung Soo, abre la puerta— dice Jong In preocupado, pero el
mayor no se mueve— Kyung Soo, ábrela, por favor… Kyung Soo…
Por
fin, Jong In escucha dos pies posarse sobre el suelo de mayólicas, y escucha el
pestillo de la puerta de metal correrse a un lado.
—
No…— dice Kyung Soo— No, Jong In, espérame afuera.
—
Kyung Soo, ¿qué…? Kyung Soo, ábreme, por favor.
—
Sólo un rato, Jong…
—
Kyung Soo, por favor, ábreme— dice lentamente Jong In, y escucha un suspiro.
Lo
siguiente que ve es el rostro hinchado del mayor, con los labios temblorosos y
el cabello revuelto.
—
¿Qué ha pasado, hyung?— inquiere Jong In, entrando al cubículo y abrazando al
mayor.
Pero
los sollozos vuelven, y Kyung Soo se aferra a la casaca de Jong In, mojando la
camiseta de éste con sus lágrimas. El menor le acaricia la cabeza, enterrando
sus dedos entre los cabellos oscuros. Es sólo un par de minutos, pero al
parecer sirven más que la casi media hora que Kyung Soo ha estado encerrado ahí
solo, porque al terminar se ve más calmado. Estira el brazo y arranca un poco
de papel, con el que se limpia la cara.
—
¿Mejor?— pregunta Jong In en voz baja.
Kyung
Soo asiente, y se acurruca en el pecho del menor. Los brazos de éste, largos y
cálidos, son manta en pleno frío, y el mayor se tranquiliza.
—
¿Quieres contarme?
—
Son tonterías— murmura Kyung Soo.
—
Si te hacen llorar, entonces no lo son— replica Jong In— Anda, dime.
—
En verdad, son muy… Te vas a reír.
—
No— dice firmemente Jong In— No me voy a reír.
Kyung
Soo toma aire, y lo suelta con un largo suspiro.
—
Está bien— dice, separándose de los brazos de Jong In, y recogiendo su mochila
del suelo— Pero vamos afuera.
—
¿Sabías que el chocolate provoca felicidad?
Kyung
Soo habla con la boca llena, mientras saborea el trozo del chocolate de leche
que ha comprado hace un minuto. Están sentados en el suelo, en el pavimento de
una de las tantas playas de estacionamiento para autos que tiene la
universidad. El deportivo color negro, sobre el cual apoyan sus espaldas, los
protege de miradas de curiosos.
—
Algo así he oído— contesta Jong In con una sonrisa. Abre sin prisa la bolsa de
bocadillos salados que tiene en la mano, y espera pacientemente a que Kyung Soo
empiece a hablar.
Éste
está en silencio, con la mirada perdida en el envoltorio de su chocolate.
—
No te rías, ¿sí?— pide.
—
No lo haré.
—
Tuve…— sacude la cabeza— una mala semana, una semana muy mala.
—
Todos las tenemos, Kyung Soo.
—
Sí, pero esta vez…— suspira— Creo que se acumuló con cosas de antes.
—
Ahh— Jong In asiente, invitando sin palabras al otro a continuar.
—
Empezó con las prácticas. No me salían los pasos, eso ya lo sabes. Tuve que
pedirte ayuda mil veces, y tú siempre me la diste— Jong In asintió de nuevo— Y
luego, he tenido que estar estudiando. Y hay tantas cosas que no entiendo… Y me
siento culpable, por no venir a clases. Sabía desde un principio que si
empezaba a estudiar intercalar las cosas con el horario de la empresa iba a ser
difícil, pero no me imaginé cuánto. Y sé que nada de esto le gusta ni a ninguno
de los mánagers ni a los profesores. El ciclo está por acabar y he venido a
menos de la tercera parte de las clases. Sé que tengo permiso y todo, pero…—
suspiró— Me gustaría no faltar tanto. A veces… A veces me gustaría tener una
vida normal.
Jong
In se queda en silencio, asimilando tal vez todo lo que Kyung Soo ha dicho.
—
Y encima esta semana hubo un control de lectura. ¿Y tú sabes cuánto había
leído? La mitad. ¡La mitad! Voy a jalarlo, y cuando jale esa nota mi promedio
final bajará, y si no doy bien el examen final entonces reprobaré el curso, y
la empresa estará sobre mí, diciendo que estoy dándole un mal ejemplo al país,
y mis padres estarán decepcionados, y empezarán a cuestionarse si debí entrar a
cantar o no. Y encima Baekhyun—hyung está molesto conmigo y no sé qué he hecho.
Y…
—
Baekhyun–hyung no está
molesto contigo— interrumpe de pronto Jong In— Dice que tú estás molesto con
él.
—
¿Yo? ¿Y por qué voy a estar molesto con él?
—
¿Y por qué iba él a estar molesto contigo?— se encoge de hombros Jong In.
—
Y… no lo sé— dice al fin Kyung Soo— Pero eso no es todo. Hoy llegué tarde, y no
alcancé a que me pasaran lista. Y si no me pasaban lista hoy entonces contaba
con cuatro faltas a las prácticas del curso, y eso significa que tengo un gran
cero en la nota de prácticas, y eso es el treinta por ciento de la nota final,
y no tengo una gran nota en el parcial, así que necesito una MUY buena nota en
el examen final si no quiero jalar el curso…
—
¿Y no has intentado hablar con el profesor?
Kyung
Soo se revuelve incómodo.
—
Lo hice.
—
¿Y qué dijo?
—
Que…— carraspea— Dice que no por ser un idol tendré más privilegios que el
resto, que las prácticas son las prácticas, y si he jalado he jalado.
—
Ahh…— Jong In hace una mueca— Y por eso le gritaste a Suho–hyung…
—
¿Cómo sabes que le…?
—
Sehun me llamó. Están preocupados, tú no sueles desesperarte.
—
Lo sé…— Kyung Soo suspira por enésima vez— Pero él no debió apagar el
despertador, o al menos debió avisarme.
—
¿Sabes? Yo también tuve la culpa… Vi cómo él apagaba el despertador, pero no se
me ocurrió despertarte. Lo siento, me quedé dormido de nuevo.
Kyung
Soo niega con la cabeza.
—
No, también yo debí programar la alarma más temprano. Me conozco, y sé que
cuando me desvelo necesito la alarma del reloj de la mesilla y la del móvil.
Suho–hyung tampoco
tiene la culpa entera… Apuesto a que ahora mismo está preguntándose qué ha
hecho para que le grite…
—
Supongo que sí— sonríe Jong In, y se acurruca contra el hombro del mayor— ¿Vamos
a comer algo? No, mejor vamos a casa, tengo sueño…
—
Tú siempre tienes sueño, Jong In— ríe Kyung Soo— Eres un flojo.
—
Sí, pero flojo y todo, así me quieres— Jong In hace un puchero con los labios y
se revuelve en su sitio como un niño pequeño.
Kyung
Soo se pone de pie, y ayuda al menor a hacer lo mismo. Tomando su mochila, echa
la envoltura de su chocolate en el tacho más cercano y se sacude el pantalón.
Salen
por la puerta principal, bajo la atenta mirada del hombre de la entrada, que
observa a Jong In suspicaz. Kyung Soo mira alternativamente al menor y al
hombre, como queriendo comprender qué pasa ahí, pero Jong In continúa su camino
con una sonrisa.
El
sol empieza a notarse a través de las nubes, con algunos rayos que escapan de
las formas gaseosas en el cielo. Jong In estira los brazos:
—
¡Ahh! Así nos secaremos más rápido— casi exclama.
—
¿Secarnos?— pregunta Kyung Soo.
Jong
In baja la vista a su camiseta, y Kyung Soo se da cuenta recién de las manchas
húmedas que hay en ella. Acto seguido, mira la suya propia, y se percata de que
las manchas ahí son más oscuras. Claro que todas se están secando ya, con los
minutos que han pasado.
—
Jong In…— Kyung Soo se detiene a media frase, mientras caminan bajo los
árboles. Mantiene los ojos al frente, como observando el horizonte— Gracias.
Por venir.
—
No es nada— le resta importancia Jong In, reprimiendo una gran sonrisa— Cuando
nos despedimos en la mañana estabas muy… ¿cómo decirlo? No lo sé, parecías en
un estado de excitación nerviosa, como si fueras a romperte de un momento a
otro…
—
Le has dado muchas vueltas, ¿verdad?— pregunta Kyung Soo, enarcando una ceja— A
cómo me veía en ese momento, me refiero. Tú no sueles hablar así.
Jong
In se encoge de hombros, sonriendo.
—
Digamos que te conozco. Y que sé cuándo necesitas a alguien cerca.
—
Gracias— repite Kyung Soo— No sé qué hubiera hecho si no hubieses venido.
—
A ver…— Jong In toma aire y pone una mano en su barbilla— Lo más probable
hubieses sido que te hubieses quedado llorando hasta que ya no tuvieras
lágrimas, y luego te habrías hecho bolita en el suelo y hubieses llamado recién
a las cuatro de la tarde cuando todos ya hubiéramos estado preocupados por ti y
habrías empezado a desahogarte por teléfono y Suho–hyung habría pensado que alguien se habría
muerto, y Chanyeol–hyung
estaría gritando con su vozarrón que algo te habría pasado, y tendríamos que
venir a buscarte, y Sehun y Baekhyun–hyung
se hubiesen lanzado sobre ti diciendo que dónde estabas y cómo…
—
¿Y tú?— interrumpe Kyung Soo— ¿Qué habrías hecho tú?
—
Hmm… Simple. Yo vine. Evité todo esto porque vine, y aunque es imposible que no
notara tu humor en la mañana, hubiese venido a recogerte para almorzar. Y
aunque no hubiese venido para recogerte, te hubiese llamado al mediodía. Y
aunque no te hubiese llamad…
—
Comprendo— finaliza Kyung Soo, dándole un codazo suave a Jong In, y respirando
hondamente y evitando pestañear para que las lágrimas que quieren asomarse a
sus ojos regresen a las profundidades— Quiera o no, vas a estar pendiente de
mí.
—
Sí— asiente el menor satisfecho, mirando al frente— Oye, y si aún quieres
llorar… hazlo,
—
¿Cómo sabes que…?
—
Te conozco, Kyung Soo. No necesito verte para saber que te gusta escuchar lo
que he dicho, y que aún estás sensible, así que es probable que ahora quieras
botar lágrimas porque te sientes aliviado. ¿Y sabes qué? Está bien, está perfectamente
bien— la voz de Jong In es suave— Y además, me sé tu voz de memoria.
Una
frase algo confusa, pero el resto del camino a casa, que se hace andando por
calles muy poco concurridas, Kyung Soo deja caer brillantes gotas de sus ojos,
que son limpiadas por la húmeda manga de su casaca apenas salen de ellos. Pero
en sus labios hay una sonrisa, una sonrisa muy tranquila, calmada… de paz. A su
lado, Jong In tararea “3.6.5”, como acompañando el sol que ya brilla en lo alto
y seca poco a poco el rostro de Kyung Soo, por el que las marcas húmedas de sus
lágrimas anteriores son el único vestigio de todo aquello que Jong In logra mostrar de él.
Me encanto tu one shot, no tienen que besarse y otras cosas para que sea lindo >.<
ResponderEliminar¡Muchas gracias!<3
EliminarMáyica.
adorableeeeeeee!!!! *-* ajkdnkahsdjhajdad
ResponderEliminarMe gustó, sigue así ♥ Además de que amo el kaisoo asdfghjk
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