domingo, 25 de agosto de 2013

A sus padres, los de Dae Ra.

Título: A sus padres, los de Dae Ra.
Autor: Sin nombre
Otros: Se recomienda no leer por dispositivo móvil. Riesgo de confusión. ¿Que si esto no es un fanfic? Lo dije y lo repito, no todo lo que comparta aquí serán fanfics.
Aclaraciones: Una pequeña muestra del caos. Porque ella y ella son distintas, y no son ni serán la misma.

Estoy escribiendo esto en silencio. Tengo miedo, ella puede estar cerca. Dae Ra mueve los dedos con rapidez, con frenesí, asustada de lo que pueda venir. Yo también estoy asustado. Creo que ambos sabemos que no deberíamos estar haciendo esto, ¿pero qué más podemos hacer? La palabra es el único medio que podemos usar para salir de esta cárcel. Porque luego ella nos controla, y nos impide todo. Respirar, hablar, pensar. Todo, todo, todo.

La pobre ni siquiera sabe por qué fue que se negó a salir hoy con ustedes. Tampoco sabe qué la impulsó a coger el grueso frasco de crema corporal y tenerlo cerca, y buscar el martillo en el cuarto del fondo. No sabe tampoco por qué tomó ambos y se puso en posición de espera, frente a la puerta. Era la primera vez que se enfrentaba al señor, tan grande y con su voz gruesa. A su madre sí se había enfrentado antes, pero jamás había sostenido algo físico en contra de ustedes.

Pero ustedes se fueron. Cerraron la puerta de madera, la reja del exterior y subieron al carro. Y se fueron. Y nada más oír el motor encenderse, el martillo y el frasco de crema resbalaron de sus manos, y empezó a sollozar. Sollozar, sollozar, sollozar. Lanzarse a la cama y abrazarse las piernas, y seguir sollozando. Porque se siente sola, sola, muy sola. Porque ustedes la han dejado una vez más, y ella sólo los quiere cerca, dentro del pequeño mundo que es su habitación.

Ha llorado mil lágrimas, pero no ha reprochado nada a nadie. Sabe que no puede, sabe que si se lo reprocha a ella, ella vendrá y será más cruel. Así que llora sin molestar a nadie. Y yo la escucho, pero no puedo hacer nada. Ella llora a mi lado, y ni siquiera puedo abrazarla y decirle que todo va a estar bien aunque no vaya a estarlo, porque sé que eso la calma. Pero no puedo, porque simplemente ella no me deja. Sí, aún no confía en mí.

Los ojos le arden ahora mismo. Está pestañeando frente a la pantalla de la máquina, pero sus dedos se siguen moviendo, porque yo se lo pido. Y eso es una muestra más de que muere de miedo. Me tiene miedo hasta a mí, que no quiero hacerle daño. Ha perdido la confianza en todos, y en ella misma. Ya no puede fiarse de nadie, entonces ya no puede mostrarse a nadie.

Por eso es que ella viene, porque es una coraza más fuerte. Porque responde con soltura y con altanería, porque sabe defenderse. Así que todos piensan que Dae Ra es fuerte, pero Dae Ra es simplemente una pequeña esencia que le da vida al cuerpo, porque lo demás es ella, ella llenándolo todo con su salvajismo y su soberbia. Ella llenando a toda Dae Ra.

Hay veces, claro, en que ella deja libre a Dae Ra  Y Dae Ra deja que otros confíen en ella, pero ella de nadie se fía. Quiere hacer el bien que es impedida de hacer antes, pero impide que alguien haga el bien con ella, porque luego ella se va a enojar.

Así pasan sus días, Dae Ra bajo las órdenes de ella, pensando lo que ella quiere que piense, diciendo lo que ella quiere que diga y haciendo lo que ella quiere que haga. Porque Dae Ra la llamó un par de veces, y ella vino y se quedó, y ahora se cree la dueña del mundo.

Y eso es lo que es, prácticamente la dueña del mundo de Dae Ra.

Y yo inmóvil, inmóvil, con miedo. Porque también tengo miedo, y tampoco puedo hacer nada.

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