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sábado, 17 de agosto de 2013

[BaekYeol] Forget

Título: Forget
Autora: Nam
Género: Romance, Yaoi
Ráting: +13
Pareja: Baek Hyun & Chan Yeol
Aclaraciones: Deseaba hacer de esto un seriado, de máximo cinco capítulos, pero ahora tengo dudas...


Está oscuro. Pero poco a poco, se aclara, la luz se hace, y se vislumbra.... vacío. Es vacío. Blanco y vacío, una inmensidad albórea que se abre ante sus ojos, y él no puede evitar pestañear.

No, no es una ilusión, es verdad.

— Chan...

Una voz le llama, y Chan Yeol gira la cabeza a todos lados, buscando al dueño. Pero alrededor sólo hay blanco, blanco y vacío.

— Chan...

De nuevo, gira la cabeza, y de nuevo, blanco y vacío. Pero no, no ha sido su imaginación, está seguro de ello. Su cabello castaño claro se agita suavemente, impulsado por una ligera brisa que parece venir de todos lados, y a la vez de ninguna parte.

— Chan...
— Baek...

Chan Yeol se sorprende. La palabra ha salido sola de sus labios, sin que él mande orden alguna al cerebro. Y sin embargo, no es aquello lo que lo asombra. Es la cara de un joven, delicada, ojos pequeños y una bella sonrisa, que, nítida, aparece en su mente, lo que lo deja anonadado.

Y ese joven ríe, alzando los brazos; ese joven llora, agachando la cabeza; ese joven está asustado, y se lleva las manos al rostro. Y un nombre alumbra en medio de la tiniebla de su confusión...

"Baek Hyun".

— Baek Hyun...

La voz de Chan Yeol, usualmente gruesa e impotente, ahora suena igual de grave, pero hay algo distinto. Está carente de valor, carente de seguridad, le falta esa soltura característica de él.

La voz no responde.

Sin embargo, eso se relega a un segundo plano. Los ojos de Chan Yeol absorben una serie de imágenes que suceden ante sus ojos, deslizándose de un lado a otro por el inmenso y blanco vacío.

El joven de antes sonríe; el joven de antes dice que se llama Baek Hyun; el joven se sienta a su lado en el aula; el joven le pide un cuaderno prestado; el joven almuerza con él debajo de un árbol; el joven corre con él en una pista atlética; el joven estudia con él en una habitación color azul; el joven llora abrazándole; el joven tiene una sonrisa triste; el joven duerme en su regazo; el joven le sonríe alegre.

El joven tiene ahora el cabello más claro y más largo; el joven está echado a su lado mirando las nubes; el joven está echado a su lado mirando las estrellas; el joven se arrodilla a su lado; el joven le sonríe, y a él le dan cosquillas; el joven se acerca, y lo mira con sus ojos brillantes, expectantes, y los rostros separados por mínimos centímetros... Y de pronto, ya no hay distancia, y las frentes están juntas, y las narices de rozan, la respiración cálida del otro hace cosquillas, y en los labios, una suave y tibia presión se hace presente.

Y Chan Yeol no sabe cómo lo sabe, pero lo sabe. Quizás por el latir de su corazón, ahora desbocado. Quizás por su respirar, descontrolado, o sus ojos, entre cuyas pestañas las lágrimas luchan por salir. O quizás por sus labios, que chocan con algo invisible, cálido y blando. O quizás siempre lo ha sabido… Pero lo sabe. Lo ama. Lo ama, y su corazón, y su respiración y su llorar se lo dicen. Y en su pecho, un dolor, el dolor de tener a esa persona lejos de él.

— Baek Hyun...





El vacío blanco está... blanco. Pero ya no tanto. Borrosas, manchas desiguales aparecen. Chan Yeol pestañea. ¿Eso es un foco de luz? Sí, sí es. Pero no es uno, son tres, y lo que ve es en realidad una lámpara de techo. La inmensidad ya no es blanca, las paredes son azul cielo, y hay una ventana en una de ellas.

La cabeza duele, los ojos se cierran confusos, y después de un minuto se abren de nuevo. Ya todo es nítido. La lámpara, la ventana, el sofá negro al lado, sábanas blancas, unos brazos largiruchos, que se mueven apenas él da la orden mental.

Y entonces...

"Baek Hyun".

— ¡BAEK HYUN!

El vozarrón de Chan Yeol se hace presente al instante, demandante, fuerte y seguro. ¿Dónde está el joven de antes? ¿Dónde están él y su sonrisa? ¿Él y su calidez? Le necesita...

— ¡BAEK HYUN!
— ¡Se ha despertado!— una voz femenina suena en la habitación— ¡Doctor, llama al doctor!

Pero Chan Yeol no la oye.

— ¡BAEK HYUN!— trata de levantarse.
— ¡Chan Yeol, hijo!— un par de brazos que tratan de tenerlo quieto.
— ¡BAEK HYUN!— manotazos para librarse
— ¡Doctor!

Un portazo hace eco en las paredes, y el vidrio de la ventana tiembla. Un hombre de bata blanca corre hacia ellos.

— ¿Qué está pasando?
— ¡BAEK HYUN!— la garganta raspa.
— ¡Doctor, haga algo! ¡Hijo, hijo! ¡Haga algo, por el amor de Dios! ¡Hijo, mírame, Chan Yeol!
— ¡Enfermera!
— ¡BAEK HYUN!— es un león indomable…
— ¡Chan Yeol! ¡No, no, sedantes no! ¡Hijo, mírame! ¡Hijo!

Pero a una seña del doctor, la enfermera ha inyectado un líquido transparente en la vía intravenosa, cuya aguja se pierde en la mano del joven.

— ¡BAEK HYUN!

Y el mundo se torna pesado, y los párpados son de plomo, y los músculos no responden, y la voz se apaga, lenta e inexorablemente…

— Baek Hyun... Baek...

Y la oscuridad vuelve de nuevo, haciéndose dueña de él, de su cuerpo, de su mente, y tornándolo presa de la inconsciencia.





Hay mucho verde. Árboles, arbustos y césped, todo verde. A excepción de algunas formas grises que se alzan en la sabana del color de la naturaleza por excelencia, y corresponden a cierto espacio delimitado con líneas invisibles, espacio que custodia un cajón bajo tierra cada uno, como fiel guardián a quien le confiase el resto de su ser.

El joven que por allí camina lleva en una mano flores blancas, y la otra cerrada se encuentra cerrada en un puño. Los ojos pequeños están fijos en el sendero que marcan unas piedras lisas, y las lágrimas parecen haberse congelado en ellos.

De repente, se detiene, y levanta la mirada. Sale del camino, sin importarle pisar flores, hierba o insecto alguno; camina recto, hasta un pequeño ángel de mármol sobre un pedestal. Frente a él, la lápida se muestra en todo su esplendor. Blanca, solemne y brillante bajo la luz del astro rey, ésa que brilla también sobre el castaño cabello del joven. Y a los pies del ser celestial, un nombre reza.

— Yeol...

La voz del joven es pastosa, y tiembla como hoja al viento, un leve antecedente de lo que va a terminar de decir.

— Y... Yeol…

Y de repente, la voz se quiebra, y el dique que contiene sus lágrimas ha desaparecido, y ellas corren libremente, cual expulsadas por una fuerza superior, y el joven ha caído de rodillas, cubriéndose el rostro con las manos, intentando impedir inútilmente su llanto.

— ¡Yeol!— solloza— ¡Yeol! ¡Chan Yeol! ¡Channie! ¡Channie!

Las gruesas gotas son copiosas, y nadie les impide resbalar por encima de la piel. Él deja su dolor, su angustia salir, deshidratar su tristeza, al menos por un momento. Que su pena se libere...

Duele. Duele como jamás hubiese imaginado que algo podría doler. Duele como el primer día, y siente que va a doler así por siempre.


Unos minutos después, el joven toma aire hondamente, y limpia los rastros de lágrimas con la manga de su camisa.

— Yeol...— suspira— Yeollie...— vuelve a tomar aire, espera unos segundos y se recompone— Hola, Yeol… ¿Qué tal?

La sonrisa es fingida, una mera mueca cruzando su cara.

— Yo bien... Mamá y papá también están bien. Eh… Creo que no voy a reprobar Relaciones Sociales, ¿sabes? Seguí tu consejo, pedí un tutor. Se llama Richard— una risa forzada— Se pone algo pesado, pero es una buena persona. Viene de Inglaterra, así que a veces no entiendo bien su hangul, pero está mejorando, y yo también.

Silencio.

— Yeol... es diferente. La universidad, me refiero— pausa— Ya no es igual el almuerzo... ni las clases... ni siquiera el cambio de hora. Ya no hay quien me haga reír… quien me jale del brazo o quien me despeine… quien se coma mi comida cuando no me doy cuenta, quien sonría aún cuando estamos retrasados…

Sus ojos brillan nuevamente, húmedos.

— Tampoco hay quien empiece a gritarle al profesor porque no ha entendido la clase… Ya no hay quien se ponga a reír en la biblioteca, y todos volteen a verle… Ya no hay… Ya no hay…

Respira, respira.

— Me... Me haces falta, Yeol…

La voz es débil.

— Te extraño... Te quiero tanto, Yeol... Yeol…

Y el sol brilla en lo alto, ajeno al llanto amargo del joven que, frente a un ángel, llora a la persona más valiosa que ha tenido en toda su vida.





Un árbol la oculta, y ningún atisbo de su cuerpo delgado es avistado por alguna persona que recorra el camino de piedras lisas. Pero ella sí que ve, y ve al joven castaño y delgado detenerse frente a la tumba de su hijo. Un suspiro escapa de sus labios. ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo el chico va a seguir visitando la tumba de Chan Yeol?

Han pasado ya dos meses... Dos meses de una completa farsa, con una tumba vacía, con su hijo en la clínica yendo y viniendo de la inconsciencia y con el chico Byun visitando todos y cada uno de esos días ese ángel que ella y su esposo mandaron a hacer, en "recuerdo" de su hijo. Porque Chan Yeol ha olvidado a sus amigos, ha olvidado sus memorias, y lo único que no ha olvidado ha sido a Baek Hyun, pero el doctor dice que también lo olvidará, que es sólo cuestión de tiempo. Así que, para el resto del mundo, Park Chan Yeol ya no está, se ha ido, está en un lugar mejor.

Y unas lágrimas escapan por los ojos de ella, al ver cómo el amor de Byun Baek Hyun parece no tener final...

7 comentarios:

  1. Lloré es totalmente hermoso, me encantaría que continuaras aunque así también esta perfecto, <3

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    1. Gracias, veruzca. Creo que a fin de cuentas sí lo voy a continuar, aunque tal vez me tome un tiempo antes de escribir la primera parte, porque tengo otros proyectos pendientes. Eso sí, será un fic algo corto ^^

      Máyica.

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  2. Continua ... lo ame te reecomendare en twitter

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    1. ¡Muchas gracias! ^^ Sí, voy a continuarlo, pero tal vez demore un poco en escribirlo. Gracias por comentar, y por lo de twitter también<3

      Máyica.

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  3. Otro de mis comentarios. Lloré. En serio, la forma en la que escribes es muy especial y logras transmitir un sinfín de emociones. Sea largo o corto, enserio seria maravilloso que esto tuviera una continuación, así que esperare el tiempo que sea necesario con tal de leerla. Muchas gracias por compartir tus trabajos.

    Saludos :3

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    1. ¡Namnam! Sí, me emociono. Es que es bonito encontrar comentarios de una misma persona... Gracias, gracias, gracias por tus palabras. Sí la haré, no te preocupes, aunque hay que afinar algunos detalles de la trama aún, porque el texto lo escribí en enero, y algunas ideas se han ido empolvando con el pasar de los meses. Pero de que lo hago, lo hago, tengo ya algunas amenazas de muerte... Gracias por comentar, saludos para ti también<3

      Máyica.

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  4. ¡Oh no! Eso no es justo, una persona enamorada no debe llorar, no de esa manera, el esta vivo y se necesitan, yo no puedo soportar que un amor asi tenga obstaculos, no es nada justo T-T
    Me gusto, y estoy Triste: Mode On

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